COMER BIEN Y NO CAER EN LA OBSESIÓN Y EL ATRACÓN

Hoy vengo con un tema muy diferente al que estáis habituados, y este post viene escrito con el corazón. Durante mi trayectoria como nutricionista he visitado a muchas personas que, bajo el paradigma de llevar una alimentación saludable, querer llevar una alimentación totalmente libre de procesados o mejorar de una vez por todas su peso, acaban escondiendo miedos, inseguridades, una aparente seguridad bajo el control de la alimentación que se traduce en un trastorno de la conducta alimentaria.

Hoy en día existen muchos tipos TCAs (trastornos de conducta alimentaria) y de diferentes grados. Hasta ahora se ha creído que es una enfermedad que recae entre los adolescentes y en especial entre las mujeres, sin embargo, cada vez se detectan más casos en edad adulta y en hombres.

En este tipo de patologías, las conductas restrictivas, se dan en la mayoría de los casos, pero estas limitaciones no necesariamente se refieren a dejar de comer, sino a una gran lista de normas sobre alimentación autoimpuestas que se han ido adquiriendo a lo largo de un tiempo. Estas reglas llegan a automatizarse de tal forma que la persona no es consciente y actúan con total normalidad y seguridad.

Si a todo esto sumamos el bombardeo en las RRSS al “culto de la imagen” , los antes y después (transformaciones corporales), la valoración de la fuerza de voluntad extrema, la eliminación radical de los ultra procesados que son apoyadas por profesionales, apoyaran más esas teorías. 

Como veis enfatizo en la “radicalidad”, es obvio que los ultra procesados no son buenos y debemos moderar su consumo y priorizar comer casero, dado que es mucho más nutritivo. Hacer ejercicio es vital para fortalecernos, mejorar nuestra composición corporal y evitar dolores de espalda, etc. Pero no debe ser una compensación por haber dado un atracón.

Cuando se da mucha restricción, después pueden reflejarse períodos de atracón. Este atracón que llega en un momento inesperado o en el que no has sabido observar las señales que alertaban que iba a llegar, te deja con culpabilidad, sintiendo una gran derrota por no haber tenido la fuerza de voluntad de seguir adelante. Te sientes en la casilla de inicio de nuevo y parece que jamás vas a poder tener una relación equilibrada con la comida.

Si te sientes así, te aconsejo que no te plantees el cambio de hábitos como una dieta que debes seguir perfectamente al pie de la letra sino como una guía para sentirte mejor, este proceso lo debes acompañar de profesionales y no precisamente debes padecer un atracón muy pronunciado para acudir a una nutricionista, pero si crees que solo/a no puedes evitar mejorar tu relación con la alimentación, recuerda que puedo ayudarte.

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