Para empezar a mejorar nuestros hábitos alimenticios es importante diferenciar cuándo tenemos hambre real o, simplemente, tenemos hambre emocional. En el blog de hoy os voy a contar la diferencia entre estos dos tipos de hambre y algunos consejos para lidiar con el hambre emocional
En nuestra cultura llamamos hambre a cualquier acto reflejo que nos indique apetencia por comer. Incluso muy a menudo, nuestra mente pide alimentos para sentir calma. Es normal, si te fijas desde pequeños, cualquier acto de disconformidad es acallado por alguna sustancia que podamos meter en la boca, ya sea un alimento como un chupete o bien un biberón de más. Algo que se transforma en la edad adulta en un pitillo, un dulce o una bebida alcohólica o gaseosa. Todo esto lo necesitan muchas personas para desconectar y atraer una falsa paz. Pero ¿crees que es realmente necesario? O ¿es simplemente una costumbre muy arraigada, algo que se ha convertido en un vicio tonto?
Para poder distinguir si estamos comiendo porque realmente sentimos hambre de la necesidad de acallar una emoción a través de la comida, debemos tener claras las diferencias entre hambre emocional y hambre real, deteniéndonos un momento para observar que es lo que estamos sintiendo. No dejes que el sentimiento se vaya, obsérvalo, pero no te dejes llevar por él. Al principio sentirás incomodad, normal porque estás habituada a actuar de otra forma. Acepta esta molestia y date cuenta de que está ocurriendo. Gracias a esta observación podrás percatarte si necesitas comer para acallar una emoción o premiarte o desestresarte. Es algo muy frecuente que incluso yo también he experimentado, por eso sé que se siente y sé también que tiene una solución muy satisfactoria.
Vamos a diferenciar bien entre hambre real y hambre emocional para que puedas identificarla mejor.
Hambre real o fisiológica:
- Aparece poco a poco, va aumentando de forma progresiva y vas sintiendo el estómago vacío.
- Es paciente, es decir, no es necesario satisfacerla de forma inmediata.
- Todo apetece, no necesita un cierto alimento para ser acallada. Cualquier cosa es válida para satisfacerte
- Comes más despacio y dejas de comer cuando estás lleno
- Te sientes bien, con energía y satisfecho o satisfecha
Hambre emocional:
- Aparece de repente. No ha habido un progreso.
- Es caprichosa y necesita ser satisfecha de inmediato.
- Tienes antojos por un determinado alimento. Necesitas eso en concreto o muy similar y generalmente alimentos con mucho azúcar y/o harinas refinadas y/o grasos.
- Aunque no tengas hambre y el estómago esté lleno, sigues comiendo. Quizás no pienses ni mastiques a penas, solo engullas.
- Para más inri te sientes totalmente culpable, insatisfecho y con frustración.
Consejos para lidiar con el hambre emocional:
- Intenta detenerte y averiguar qué es lo que te conduce a necesitar ese alimento, ¿qué intentas acallar?
- Realiza descansos a lo largo del día. Una pausa a media mañana para hacer un té de 5 minutos en el trabajo y desconectar de la pantalla y conectar con una compañera. Prepara la mesa para comer y come sin pantallas. Después del trabajo haz deporte o sal a caminar un rato, desconecta de una acción o rol para conectar contigo.
- Descansa bien por las noches. Si tienes problemas para conciliar el sueño o de insomnio, consulta con especialistas que puedan ayudarte. El descanso es vital para que nuestro sistema hormonal y emociones estén en equilibrio.
- Hidrátate mucho. La deshidratación genera cansancio y este muchas veces requiere de azúcares para ser falsamente combatido.